Luis Carlos Campos en Boira misterio Sobre el SIDA; El G20…
La mega estafa del sida una vez más denunciada por el periodista Luis Carlos Campos, un jedai, un profesional, un radical, un comprometido con estilo propio y singular que afronta y nos acerca a la verdad.
LCC ha denunciado hasta el hartazgo el tema en su blog, ya compramos y leímos su libro sobre la otra gran farsa del calentamiento globlal, los reales efectos del CO2 en nuestra atmosfera y la inevitable glaciación a la que está sometida la tierra, sin bola de cristal con argumentos sólidos. Sin duda compraremos su nuevo libro sobre esta mega estafa del sida, sin olvidar que a los precios que dispone esta información son más que asequibles y aun pudiéndose encontrar en la red gratuítamente el trabajo de investigación hecho hay que reconocerlo y pagarlo puesto que es merecido.
En estos días también se ha celebrado la reciente cumbre del G20, en Londres, las palabras decaradas por zapatero anunciando tanto “un nuevo orden financiero”, “un uno orden mundial” nos nos han sonado a chino, aunque si nos produzca un contracción muscular de nuestro corazón al poder constar que la Agenda del NWO se está cumpliendo, pensamos en palabras del respetado geógrafo David Harvey “lo que están intentando hacer es reinventar el mismo sistema(…). El razonamiento fundamental que se están planteando es, ¿cómo podemos reconstituir el mismo tipo de capitalismo que hemos tenido en los últimos treinta años en una forma ligeramente más regulada y benevolente?”.
Se señala la necesidad de dar un nuevo protagonismo al Fondo Monetario Internacional (FMI receptor de la inyección de 500.000 millones de dólares). Intentando restablecer la credibilidad y funciones de uno de los símbolos y pilar institucional del actual modelo de globalización.
En el terreno del sistema financiero los acuerdos anunciados están lejos de suponer cambios estructurales. Los rescates a entidades financieras continuarán como hasta ahora. La retórica y la presión contra los paraísos fiscales se endurece pero no se anuncian medidas concretas en dirección a su desaparición efectiva. Tampoco hay propuestas claras referentes a la regulación de los salarios de los directivos de las grandes empresas. No se vislumbra ningún cambio sustancial de la dinámica que ha comportado la explosión por arriba de las remuneraciones de los altos cargos y el aumento espectacular del diferencial entre sus salarios y los de los trabajadores medios.
Tal y como señalan Eric Toussaint y Damien Millet, miembros del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), los acuerdos de la cumbre representan “un pequeño retoque de pintura en un planeta en ruinas (…). El G20 vigilará para que se preserve lo esencial de la lógica neoliberal. Los principios son de nuevo apuntalados, aunque su fracaso esté claro”.
El sentido de las políticas de los principales gobiernos del mundo es claro: hacer pagar el coste de la crisis a los sectores populares e intentar apuntalar el modelo actual con tímidas reformas que aseguren su viabilidad. Frente a ello es necesario plantear otra agenda portadora de una lógica de ruptura con el actual orden de cosas. “Cambiar el mundo de base”, como reza la conocida estrofa de la Internacional, aparece hoy como más necesario que nunca. La declaración de la asamblea de los movimientos sociales aprobada en el pasado Foro Social Mundial de Belén traza lo que pueden ser las líneas maestras de una agenda alternativa de salida a la crisis sistémica contemporánea: “Tenemos que luchar, impulsando la más amplia movilización popular, por una serie de medidas urgentes como: la nacionalización de la banca sin indemnización y bajo control social; reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario; medidas para garantizar la soberanía alimentaria y energética; poner fin a las guerras, retirar las tropas de ocupación y desmantelar las bases militares extranjeras; reconocer la soberanía y autonomía de los pueblos, garantizando el derecho a la autodeterminación; garantizar el derecho a la tierra, territorio, trabajo, educación y salud para todas y todos; democratizar los medios de comunicación y de conocimiento.”
Es el momento de profundizar y radicalizar las alternativas, en el sentido de ir a la raíz de los problemas, de apuntar hacia el “núcleo duro” del actual sistema económico, y no de conformarse con retoques cosméticos, la “moralización” del capitalismo o, simplemente, la domesticación de sus “excesos” neoliberales. Así ha quedado patente en las demandas de las manifestaciones celebradas en Londres y en todo el mundo en el marco de la Semana de Acción Global acordada en Belén.