Entre hackers, expertos de tecnología y programadores se está desarrollando una economía virtual cuya moneda no existe en metal ni papel, no tiene regulación ni banco central y más bien se compone de dígitos.
Es una nueva divisa, aún en etapa experimental, pero con la que ya se realizan transacciones comerciales, procesos de compra y venta de bienes y servicios, así como transferencias internacionales.
Se llama Bitcoin y para quienes la desarrollan y promueven es la divisa del futuro, la que mejor responde al adelanto tecnológico y, de paso, la que puede eliminar la intermediación de bancos y gobiernos.
¿Cómo funciona?
Amir Taaki, cofundador de Bitcoin Consultancy, explicó en entrevista con BBC Mundo que para comprar bitcoins "es necesario buscar a alguien que los tenga, como cuando se va a buscar a alguien que tenga euros, y hacer el intercambio con tus dólares o la moneda que tengas".
Otra vía es "ir a una empresa establecida como plataforma para la gente que hace estos intercambios, como Tradehill, Bitcoin7, o Britcoin". Estos sitios, explicó Taaki, operan como ventanilla de intercambio divisas.
Las transacciones son de uno a uno y cada parte tiene una "billetera virtual" desde la que puede enviar bitcoins o recibirlos y, si quiere, cambiarlos a dólares u otra divisa.
Tecnología "subversiva"
Dado que se trata de una "divisa virtual" que existe sólo en dígitos y no en papel, estos intercambios o transferencias sólo se pueden realizar en una computadora.
El sistema funciona a través de una gran base de datos descentralizada, en la que cada transacción es verificada.
"La base de datos registra la historia de todos los flujos de dinero que se realizan desde el mismo origen de los bitcoins".
Así se evita la necesidad de una autoridad central que controle la propiedad de contratos.
Según Taaki se trata de una tecnología subversiva, de código abierto, "que se sitúa en la misma tradición libertaria" del protocolo BitTorrent, para intercambio descentralizado de archivos digitales de gran tamaño, o del sitio de filtraciones de documentos clasificados WikiLeaks.
Bitcoins es la respuesta a la necesidad de crear "un sistema monetario no basado en leyes o reglas, sino en matemáticas y criptografía, que no necesita de ninguna autoridad para ser establecido", señala Taaki.
"¿Por qué depositar toda nuestra confianza en los bancos?", cuestiona el programador. "Ellos nos piden todos nuestros detalles y sólo falta que nos saquen una muestra de sangre. Es mejor confiar en un código matemático encriptado, con un diseño elegante y que no pide almacenar nuestra identidad".
Aunque todas las transacciones se guardan en la base de datos de bitcoins como forma de verificación, explica Taaki, los individuos mantienen el anonimato. "Lo que se registra es el intercambio -para evitar fraudes y doble uso- no quién hizo la transacción".
La ventaja del anonimato y la aparente solidez criptográfica del sistema ha hecho que en pocos meses se expanda el número de usuarios y sitios de intercambio y promoción de esta divisa. Los gobiernos y los medios de comunicación empiezan a prestar atención a esta economía, pese que sigue estando restringida a gente hábil con las computadoras.
Esta es su principal limitante: el nivel técnico que se necesita para usar los bitcoins.
Expedir, comprar o vender un bitcoin es una tarea muy ardua y difícil, toma tiempo y, actualmente sólo un experto en operaciones y cálculos computacionales es capaz de usar el sistema.
"La energía para producir un solo bitcoin es tan vasta que hay programadores que crean sistemas especiales de refrigeración para sus computadoras o incluso llegan a establecer granjas completas de computadoras para realizar esas operaciones", dice Taaki.
Con ambición global
Es aún un experimento de hackers y programadores, pero tiene ambiciones globales.
Taaki, cuya consultoría tiene sede en Londres, asegura que la comunidad de expertos en bitcoins basada en el Reino Unido, tiene como meta crear un sistema amigable para el usuario común, fortalecer la seguridad de los programas, impulsar la regulación de la divisa y empezar a educar al público sobre la naturaleza y potencialidades de esta divisa.
"Somos los únicos que estamos impulsando la regulación. Tenemos abogados, expertos bancarios y estamos hablando con las autoridades financieras de este país. Tenemos que preparar el terreno para darle base legal a este sistema".
"Los bitcoins no se crearon para facilitarle la vida al mercado negro o al mercado ilegal de drogas, como algunos señalan, sino para facilitar a los ciudadanos las transferencias de dinero rápidas y sin costo".
En el lado opuesto del argumento se ubica Tim Leunig, profesor de Historia Económica de la London School of Economics (LSE), quien no vacila en señalar que estas monedas virtuales esencialmente "no tienen ningún sentido".
"Tenemos divisas perfectamente adecuadas, que conocemos y entendemos y funcionan como depósitos de valor.
"Por tanto, realmente no necesitamos una divisa que no está adecuadamente respaldada por el gobierno, que no es ampliamente aceptada y que no tiene muchas de las características de un dinero real", dijo en entrevista con BBC Mundo.
Moneda en el aire
De acuerdo con el experto, el hecho de que en la era de internet los sistemas de manejo de dinero sigan recurriendo a métodos que se remontan a tiempos medievales -como el uso de metal, de monedas físicas, de oro- no los hace necesariamente malos.
"Aún vivimos en casas hechas de ladrillo y funcionan muy bien. Podríamos usar plástico de alta tecnología para hacer nuestras casas, pero no lo hacemos porque el ladrillo funciona bastante bien.
"Admito que hay cosas que cambian, como los lectores digitales de libros, usamos coches y aviones y no caballos o botas. Algunas veces la tecnología cambia nuestras vidas, pero no siempre", afirma.
Leunig no cree que las divisas virtuales como bitcoins vayan a cambiar algo, porque, afirma, "todas las divisas reales son también ya virtuales".
"Puedo transferir dinero a cualquier lado del mundo, ahora hago transacciones bancarias en internet en cuestión de minutos. Puedo donar US$10 a una organización de caridad a través de mi celular sólo con enviar un mensaje de texto y de mi cuenta salen US$10.
"Si el sistema de bitcoins planea un futuro más seguro y sólido, ¿qué me ofrece que no me ofrezca ya mi banco de la esquina?".
El experto insiste en que "para la mayoría de nosotros", las instituciones financieras son una cosa útil, más que un problema.
"Pongo mi dinero en el banco y el banco no lo pierde. Saco mi dinero del banco y el banco me lo da".
"Admito que los bancos son aún torpes con las transferencias internacionales, pero eso va a cambiar y, en algún momento van a dejar de cobrar de manera exagerada a la gente que envía dinero a nivel internacional. De hecho empieza ya a bajar el precio, pero aún falta mucho, lo admito".
Aunque los promotores de bitcoins piensan que esa divisa virtual podría ser de beneficio para los mismos bancos como medio para abaratar las transferencias internacionales, el analista Leunig mantiene su escepticismo y señala que esas "supuestas divisas" van ser víctimas de su propio éxito.
"Un día tendrán que cubrir sus gastos de personal, energía, seguridad y de pago de impuestos. No creo que si quieren pervivir se mantengan como instancias meramente altruistas".